En 1997 fui llamada para formar parte de la plantilla que daría clases dentro del nuevo plan de estudios. Cabe decir que ello fue completamente circunstancial pues sólo sustituí a la persona que originalmente estaba destinada por razones que no viene al caso mencionar.
En agosto de ese año acudimos a los talleres de actualización en Villahermosa, Tabasco quienes daríamos clases en el primer semestre de la Licenciatura en Educación Primaria. Fue maravilloso poder estar de acuerdo con los planteamientos del programa de Estrategias para el estudio y la comunicación, pues concordaba con lo que en esos momentos estudiaba en la Maestría en Lenguaje y Educación (las teorías que sustentan el enfoque comunicativo en la enseñanza de lenguas).
Para el segundo semestre que iniciaría en febrero de 1998, acudimos en enero de ese mismo año a Metepec, en Puebla. Es un balneario en el edificio de lo que antes fue una fábrica textil (al que por cierto sería bueno volver para vacacionar). Allí tomé esta foto; somos parte de la plantilla que dio clases en la BENV en el semestre y la licenciatura citados:
¿No es cierto que al verlas es como volver a vivir esa grata experiencia?
Lo importante del análisis profundo y la discusión continua en torno a los programas y sus interrelaciones es que logramos una cohesión nada fingida. Aunque este espacio no tiene la intención de una criticidad profunda, me permito comentar que la cohesión académica de las plantillas grupales y de grado fue mermando en ciclos posteriores.
A las sesiones de academia de grado acudíamos casi todos y casi siempre. Las discusiones se volvían muy interesantes pues este proyecto era parte importante de nuestras vidas (bueno, eso creo yo).
Ahora me arrepiento de no haber tomado más fotos. Pero ahí va ésta: es de la academia de primer grado (en el segundo semestre) de la Licenciatura en Educación Primaria de la BENV. Estábamos por cerrar el periodo.
Los recuerdo a todos con cariño y reconocimiento. Ojalá recordar fuera en verdad volver a vivir.
